La recolección del material sospechoso en buenas condiciones - es decir, poco tiempo después de la muerte del animal y muerto sin complicaciones por heridas - favorece la investigación bacteriológica y contribuye, por otra parte, a poner en evidencia la monoespecificidad microbiana en el carbunclo sintomático. La engorrosa tarea de aislar por medio del cultivo, los distintos gérmenes anaerobios que puedan encontrarse asociados en el material sometido a examen, queda eliminada realizando la inoculación a la cobaya de las mezclas de dicho material y los sueros antigangrenosos, método que se describe en este trabajo para el aislamiento de los gérmenes. La necropsia del animal recientemente muerto muestra un cuadro anátomo patológico que permite reconocer “la mancha” por las lesiones peculiares de esta enfermedad, o sea, el aspecto francamente hemorrágico, seco y esponjoso del tejido muscular afectado y otras alteraciones que se encuentran a veces en el parénquima hepático, consistentes en unos focos grises, secos, porosos como yesca y que fueron considerados por Warringholz como patognomónicos de esta enfermedad. El empleo de cobayas es el más indicado para el diagnóstico anátomo patológico, pues entre otras cosas permite reconocer fácilmente modificaciones morfológicas que están en relación con el germen que las produce.
D`Alessandro, N. V. (1937). Las diversas formas anatomopatológicas de la mancha de los terneros en relación a los gérmenes causales. Revista de la Facultad de Agronomía y Veterinaria,8(3), 373-399. http://ri.agro.uba.ar/greenstone3/library/collection/rfav/document/rfav1937dalessandronicolasv
D`Alessandro, Nicolás V.. "Las diversas formas anatomopatológicas de la mancha de los terneros en relación a los gérmenes causales". Revista de la Facultad de Agronomía y Veterinaria 8, no.3 (1937),373-399
http://ri.agro.uba.ar/greenstone3/library/collection/rfav/document/rfav1937dalessandronicolasv